Por Móni Ciampagna.
Siempre estamos hablando de tu experiencia directa, incluso cuando en apariencia es la experiencia de un “otro”.
Si tu hijo no le va bien en el colegio, o a tus padres les dio un resfriado, o a tu vecino lo desalojaron, o al verdulero no le va bien en su economía, o al presidente le picó un mosquito, recuerda: es tu experiencia directa .
Tu experiencia de tener un hijo que no le va tan bien en el colegio, tu experiencia de tener unos padres que les dio resfriado, o tener un vecino al que desalojaron, o la experiencia de tener un verdulero de confianza al que no le va tan bien en su economía, o de tener un presidente al que le picó un mosquito.
Y solo tú decides sobre tus experiencias.
Puedes perpetuarlas o simplemente elegir otras. Siempre tú decides.
¿Qué te gusta más? ¿Recordar que tienes un hijo que es exitoso en sus estudios, unos padres eternamente saludables, un vecino que por fin ha comprado su casa, el verdulero de confianza que no para de crecer económicamente, un presidente saludable y que siempre le pasan cosas buenas y es una persona que toma decisiones sublimes para todos los ciudadanos?
¿Te diste cuenta? En tus manos está la decisión de qué experiencia quieres tener. Y no se trata de la experiencia de un “otro”, siempre se ha tratado de tu experiencia directa.
Esta noche puedes jugar y recordar a ese hijo, esos padres, ese vecino, ese verdulero y a ese presidente de la forma que te robe una sonrisa de satisfacción.
Prueba.
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